lunes, noviembre 08, 2004

Frio

Tengo las manos frías... las siento helarse poco a poco.

Mi piel comienza a teñirse de un púrpura azulado que sepulta las caricias que me quedan por derramar.

Las cierro y las abro rapidamente, tratando de recuperar así el sentido del tacto que va desapareciendo como lo hacen las pisadas en la arena del desierto, suavemente, dulcemente... eternamente. Las llevo a mi rostro, a mis labios... golpeo con ellas mis piernas, mi pecho, mi sexo... no consigo nada más que esquirlas de hielo clavandose en mi piel.

No hay sangre, una escarcha rojiza recubre cada una de las heridas que me causo... no hay dolor, siento el calor del hielo abrazándome... abrasándome entre sus llamas marmoreas. Dejo que las sensaciones me inunden, me rodeen... y mis manos se abracen a mi cuerpo para descansar así lo que me queda de vida.



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