lunes, abril 25, 2011

Huída

Los pies se anudan, luego las manos y el alma vaga por las calles como si no tuviera ningún rincón en el que cobijarse.
La sal, las palabras... las miradas extrañas, que torpes se estremecen entre las arrugas de los días que ya no regresarán. Ni vencejos, ni golondrinas que nos esperen en la calidez de las marismas. Ni sueños ni mentiras en las que creernos al crecer. Y la suerte pródiga como los vientos de mi tierra, que vuelven a golpearnos rítmicamente la sien.
Y los años que como un manto de polvo nos sepultan en esquinas independientes, que nos voltean el rostro buscando ausencia. Los dientes apretados, mascullando canciones tristes, ronroneando entre la soledad del amanecer. Y los pies vagabundos que se anudan entre los callejones vencidos, buscando el alma que se le escapó.

domingo, abril 24, 2011

Lluvia

Llueve... la ventana se empaña y no deja de llover. Los pies se arrastran descalzos por la madera. Las sienes golpeadas por este zumbido amargo de la soledad.
Llueve. Y la mirada buscando la cal y la arena que los minutos me dan. Los ojos marchitos, buscando, burlando las palabras cálidas como mis labios rotos.
Y la tibieza abúlica en la que se mojan mis manos, la añoranza absurda de las risas a destiempo, la alegría sonámbula sin cárceles ni ataduras.
Y hoy no me arrojo al mar de la soledad. Ni me araño la vida por dentro...
Llueve y me da igual.