viernes, abril 27, 2007

Quicio

Todas las puertas cerradas. Y los postigos sellados para no caer en la torpeza de abrir alguno a medianoche y que nos usurpe el alma o al menos nos la tome prestada un rato.

Todas las puertas cerradas. Y los pestillos arropando el mar de calma de esta estancia, que no decae el mal por el paso del tiempo, ni la gente que vende humo a los incautos.

Todas las puertas cerradas. Y los perros sueltos ladrando a la luna, o al brillo de los charcos en las miradas, que la piel se araña con hojas de cuchillo afilado y con palabras a destiempo.

Todas las puertas cerradas. Y el quicio de la puerta que me ampara besando la madera que alguna vez nos vio reir.

miércoles, abril 25, 2007

Cuenco

A veces creo que todo lo que intento abarcar entre mis dedos es demasiado grande para mis manos. Y siempre esta a punto de derramarse sin ningún tipo de barrera que lo impida, sin embargo en un último esfuerzo consigo hacer un cuenco con ellas y lograr beberme el agua que sobra.

Tengo miedo de no ser capaz de beber lo suficientemente rápido como para no mojar mis zapatos.

viernes, abril 20, 2007

Añoranza

Un miedo seco y frio. Autónomo e independiente. Un miedo ácido y corrosivo.

Espalda atada a esta verja que nos abre las puertas del dormitorio. Y manos temblorosas, anudando láminas de hierro a nuestro tiempo, al espacio que nos rodea, al animal que nos araña la vida bajo la piel. No entiendes nada, ni falta que hace.

Sin nombres, sin destinatario, sin salida.

El papel que prende en llamas cada vez que intento escribir. Y la sal de lecho en estas palabras que no son versos ni poesia. Tormentas de ausencia porque no estarás y yo que soy cuando no estás? Soy menos de lo que alguna vez me creí, soy un trozo de piel que siente cuando tú lo rozas y se asfixia cuando te vas.

Quédate en mis labios.

lunes, abril 16, 2007

Real

Ultimamente no me encuentro muy bien.

Tal vez por eso siento que rozo lo peor de mi caracter, de mi personalidad... en cada paso que doy. Y que la piel me pesa, y los ojos se caen, y las manos se enredan, y mis labios se enfadan y albergan palabras que no quieren decir y el tedio y la desesperación colocan entre mis dientes.

Ultimamente me duele la piel, y la vida. Me siento debil y dependiente. Cargada de sueño y sin aire suficiente en los pulmones.

Sé que es cuestión de tiempo y paciencia, el dolor dará paso a mi vida normal y las pastillas dejarán de anestesiarme la vida.

Tengo ganas de vivir de nuevo.

martes, abril 10, 2007

Colcha

No te preocupes por las palabras que dejaste colgadas de la ducha, ni de lo azul del cielo aquel día, ni de la lluvia que nos ahogaba entre los cadáveres casi desconocidos de la gente. Tal vez amanecí esta noche demasiado rápido y creí creer que era de día pese a que aun crepitan las lámparas, en el silencio sordo de la calle. Y mis pasos se adivinan bajo la colcha arañando el espacio que me acoge.

Tengo tanto que decir y tantas palabras astillándome la garganta, pidiéndome la paz otorgada de un disparo certero, la solución al acertijo, el adiós y el descanso, como el calor de las heridas que se curan, y las sonrisas sin condescendencia ni ironía.

No te preocupes de las palabras que dejaste colgadas en la ducha, ha llovido mucho desde que se secaron.