jueves, enero 11, 2007

Privación

Suave, muy suave sin dejar de ser. Prívame de tus manos, de ti, prívame de tus ojos, de tu sexo, de tu sal y del ácido con el que riegas las baldosas de esta calle. No entiendo de amor ni de paz, no entiendo de agua ni de sed, ni siquiera entiendo de palabras y aun así te las incrusto en la espalda. Pierdo otra vez. Pierdo de nuevo. Y no tengo miedo ni autoestima, y no tengo muescas en ninguna pistola de fogueo. Por no tener no tengo ni ganas de tener ganas, y no olvido que para eso estan las marcas de mis labios, para eso tengo la sal y las heridas, para eso los peldaños que me conducían aunque falten puertas y rellanos. Y otra noche más en la que la luna pesa menos que la ventana desde la que te busco.

miércoles, enero 03, 2007

Crecer

Las lunas infinitas que palidecen con sólo mirarnos.

Tan amplios, tan soberanamente impertinentes, crápulas y canallas, poetas y asesinos de versos, devoradores implacables de hojas en blanco que transformábamos en cualquier cosa que necesitáramos escupir.

Terribles y mezquinos, soberbios e irreverentes. Torcidos y zurdos. Rebeldes adheridos a cualquier causa que nos levantara el estómago y nos hiciera vomitar.

Sinceros hasta el dolor ajeno, y el propio. Autocompasivos sin compasión. Odiando al pasivo, al que se deja arrastrar, a los muros, a las líneas pintadas en el suelo, a los colores que ondean en trozos de tela, a los himnos, a lo limitado, a lo aburrido, a lo pactado.

No... nadie dijo que crecer significara negarse.