viernes, septiembre 24, 2010

Camino de regreso

Volví, tiñéndome las manos de ausencia de nuevo. Acurrucando los recuerdos contra el pecho mientras repito en voz baja los nombres de las personas que se me caen de los bolsillos. Y ya no me quedan lágrimas que destinar a la distancia, las he ido almacenando en botellas de vidrio azul, para poder bañarme en ellas alguna noche de otoño. Y me siento vieja, cansada, hastiada, desvencijada como uno de los cajones de aquella cómoda, en los que mi abuela guardaba sábanas de hilo bordadas que nunca llegó a utilizar. Volví, y cada paso, cada curva en la carretera se vuelve tibio, me vuelve tibia.
Y sigo repitiendo palabras recortadas de alguna fotografía en blanco y negro.