Y parece mentira pero es cierto.
Las hojas se amontonan en el suelo junto al derecho a ser feliz y la necesidad de entregarse. Borran sus sonrisas la escarcha sucia y el agua pisoteada de los charcos. Acribillan las miradas que le restaban, y esconden sus restos tras la más espesa oscuridad.
Y ya le da igual si es verdad o no lo es, porque sigue pareciendo mentira pero le es cierto.
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