viernes, junio 17, 2005

Deshabitada

Te presto mi vida, por un día te presto mi vida.

Tuyos son mis ojos y a través de ellos veras mi cuerpo que ahora es tuyo en el espejo, la gente que me rodea, los ojos que buscan mis ojos, y entre esas miradas la tuya.

Sera tu boca con la que sentirás fluir mis palabras, a otros, a nadie, a mi misma... a ti. Será mi saliva la que la inunde, y seran mis dientes los que muerdan los labios que ahora son tuyos y mañana otra vez mios.

Moverás las manos y me reconocerás en ellas, mis dedos, mis uñas, mi piel que hoy no son mías porque son tuyas, y las pasearás por un cuerpo que no te resulta extraño pero tampoco propio, porque ayer no lo fue.

Y serán mis piernas las que te conduzcan a ti a un destino que no es tuyo sino mío.

Serás tú el que escuches las palabras que me hacen sonreir, las que me paralizan, las que me son indiferentes, las que no quiero escuchar y las que necesito, incluso oiras tus palabras mezclándose con algunas que yo no pronuncio.

Y te presto mi capacidad de sentir, de ser, de estar, de no sentir, de no ser, de no estar, mi manera de pensar cuando me equivoco y cuando acierto, mi dolor y mi alegria. Te presto las ganas de volar... incluso a veces de morir.

Hoy no quiero habitarme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bravo!!! Aplausos