El miedo como un dardo que te recorre el cuerpo,
una gota de mercurio navegando a través de tu sangre.
El miedo como la sombra que nunca existió,
escondida en la oscuridad de la noche.
El miedo como dolor inexplicable,
perverso, hiriente, sangrante, lacerante, palpitante...
El miedo convertido en adicción
excusa perfecta del aislamiento.
El miedo como patrón,
medida, arma y defensa.
El miedo soberbio
a sus pies la putrefacta vida carcomida por gusanos.
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