domingo, abril 17, 2005

Jardín

No sé donde estas.

Camino por el jardín. Eso sí lo sé.

Lo sé porque siento el olor del jazmín y de la tierra mojada.

No consigo verte. Y tropiezo.

Tropiezo constantemente con las aceras, con las piedras, con las plantas, con el agua, con la hierba, con los sueños de la gente que me rodea...

Veo el cielo cubierto de nubes. Me da miedo la tormenta. Presiento que esta tormenta va a ser larga. Probablemente llueva... me pongo nostálgica cuando llueve.

Mejor. Así tengo la excusa perfecta para autocompadecerme. Ah no! se me olvidó que ¿odio? compadecerme... ¿Odio mi capacidad de recordar?. ¿Odio recordar lo que quiero olvidar?... odio... muy poética la palabra.

Odiar... me gusta ese verbo, es bonito, es hermosa la forma de poner los labios al pronunciar. Ni siquiera sé odiar... sé usar la palabra y no sé aplicarla a mi vida... triste.

Me siento a descansar en mitad del cesped. No estoy cansada pero me siento a descansar... extraño. Te sigo sin ver, y a veces te siento. Siento a muchas personas pero no las veo.

No hay nubes. Ahora cómo me autocompadezco? Abro los ojos mucho. Me molesta la claridad. Los cierro un rato y los vuelvo a abrir. No veo nada... así, así quiero vivir a partir de hoy, con sólo sombras alrededor. O puede que no.

Me duelen los brazos como si estuviera sosteniendo entre ellos a un elefante. No tengo nada.

Tal vez debería despertar ya...

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