martes, agosto 31, 2004

Requiem por agosto

Muere agosto.

Se retira con su mirar enloquecido, con sus labios entreabiertos, con el calor que desprenden sus huesos.

Nunca me gustó agosto. Era como si julio se llevara el peso de la alegria del verano, como si la piel bronceada, la arena o las barcas sonrieran de forma más sincera en el séptimo mes, mientras que el octavo se contentaba con servir como larga despedida del periodo vacacional. Demasiado cerca de septiembre tal vez...

Este agosto he sonreido, infinitamente más que en julio. Sus días pese a estar lejos del mar... me han mecido al compas de las mareas que añoraba, he sido feliz. Hoy soy feliz.

Muere agosto, y lo recordaré con la misma sonrisa con la que recibiré mañana a septiembre... y su transición al otoño, a mi otoño... al otoño que siempre adoré y que siempre vino cargado de poesia.




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