viernes, agosto 20, 2004

Nunca

Nunca abandonó el dolor de caer en el olvido. Nunca recogió su alma desdichada, del lugar donde la exilió el enemigo. Allí donde él mismo elevó su rencor, su odio, por haber perdido a la única mujer que lo amó.

Se negó tantas veces el perdón, que las huellas de su derrota sepultaron el camino de regreso a la vida. Una vida que ahora pasa ante sus ojos, como retales de una historia que jamás fue suya.

Nunca se permitió sonreír, porque la ausencia de felicidad debía marcar su rostro, izando la bandera de miseria en el parque de su soledad.

Se regaló un puñado de lágrimas, para que en ellas reposara su vida sin vida.

Se quejó de las veces que en sueños, permitió un atisbo de felicidad y arrancó de raíz su corazón, para que no le traicionara nunca más.

Abrió la caja de Pandora y hasta la esperanza huyó; se entregó al delirio de cumplir su castigo y fue tan doloroso, que el propio castigo se apiadó de él.

Arrancó de su garganta los gritos que nunca vertió, secó las ansias de compartir su dolor, aquel dolor que le llevó a perder todo lo que tenía.

Destrozó las sílabas de su nombre y de ellas sólo sacó más rencor. Se condenó a caer desde lo más alto de su propia existencia, a un infierno frío, helado, paralizado,... que el mismo creó.

Quiso morir tan lentamente que desde un principio murió.


No hay comentarios: