miércoles, mayo 18, 2005

Inesperado

Llevaba tanto tiempo sin oirle. Tanto.

Sentí el teléfono sonar y pensé que tras el número extraño encontraría alguna entrevista de trabajo o aquel chico tan pesado que desde hace tres meses trata que asista a alguna charla comunista. Pero no... sono mi nombre en su voz, y yo no dudé en saber que era él.

Casi una hora hablando de él, de mí, de lo que los años han ido haciendo... de aquel nosotros... de los ellos que no fueron y de los que ahora sí son...

Nunca habría esperado su llamada. No hoy.

Me ha dicho que alguien le preguntó por mí y él no supo que responderle. Me ha dicho que sintió perdido. Me ha dicho que le dio miedo. Me ha dicho que necesitaba contármelo a mí.

Me ha encantado escuchar su risa nerviosa, un poco más serena que hace años, pero aun nerviosa. Hablar de aquello que era importante cuando nada lo era.

No sabía la falta que me hacía recuperar un trocito de mí que ya pensé que no existía.

Como dijo, le debo un café a mi pasado. Saldaremos deudas entonces...

No hay comentarios: