lunes, marzo 05, 2007

Lluvia

Llovía y no tenía paraguas. El flequillo trasquilado le cae sobre los ojos , mojando aun más las pestañas y nublando los pasos y las baldosas resbaladizas. Aun hay hojas en el suelo, empapadas de barro y lluvia gris. Y las huellas se pierden entre los adoquines, entre las piernas confundidas, entre los aullidos de los coches. Tiene calor, la lluvia le acalora y agota, la exprime la diseca. Las gotas acariciando su pecho y sus brazos, ajustando la ropa a su piel confundiéndose con el sudor frío que la envuelve. La chica de los periódicos se apresura a darle uno mientras se intenta proteger con una mano de lo inevitable. Se sonríen como cada mañana más por costumbre que por educación. El café caliente como el aire de la cafetería, y sus labios aun húmedos de la lluvia acariciando el borde de la taza. Las noticias se entrelazan en un caos patético tan amargo como el sabor del café sin azúcar que toma. Y la lluvia que cesa y una extraña claridad que invita a pensar que volverá a llover. Más pasos en la acera, más gotas en la frente. Y la tristeza intacta cosida a los parpados.

1 comentario:

Memnoch dijo...

Llueve en la ciudad y las nubes grises ocultan el sol.
Llueve en la ciudad y su alma se ha refugiado en la tierra de las sombras, a la que nunca llega el calor.
Duele en la ciudad y llueve el corazón, mojando el traje gris del caminante que, gritándole a un calendario, preguntaba donde estaba su mes de abril.
Petonets maca