El dolor a veces pasa rápido y sólo queda el eco en los oidos. Necesito sal en las heridas, besos en los hombros y alcohol de quemar en el alma.
Saciar. Arrinconarte en la esquina superior-izquierda de mi habitación, morderte las ansias de reptar, de volar, de descender a tu plano real. Lamer las escamas de sal que empiezan a brotar de tus ojos y beberlos. Como el vino rojo y templado. Saboreándolo primero en mis labios, para pasarlo a mi lengua y mojar mi interior con la tibieza de tu aroma.
Quiero danzar por tu espalda, hoy vuelvo a ser ménade como antesdeayer. Y no vaciaré mi copa a la salud de Selene, ella morirá esta noche en mis labios. Sabedlo.
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