miércoles, diciembre 08, 2004

Abulia

A veces, me da la impresión que mis palabras tienen el valor que el oido del que las escucha les concede... debe ser cierto que no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

Soy sincera, en ocasiones hasta rozar la crueldad, como siempre lo fui... pero mis palabras parecen ir perdiendo su verdadero significado cuando se le acercan, tornándolas en conceptos aislados, distintos, ausentes de esta situación que nos acoge.

Y me miro... descubriendo la paciencia que nunca tuve, que hace meses inventé, para esforzarme de nuevo rogando que esta vez si comprenda, que esta vez consiga entender mi realidad.

A veces me recrimino por no poder evitar que le duela, por no encontrar la manera de calmar su tristeza, de sanarle...

Pero hoy me aburrí.

Me aburrí de donar palabras a su causa sin causa.

Me aburrí de justificar que me dañe.

Me aburrí de ver mis heridas abiertas por alguien que no sabe verme feliz.

Me aburrí de aburrirme.


Algún día esto tenía que pasar...


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