domingo, mayo 07, 2006

Lucia III

Sale de la ducha. Es tarde para cenar... es tarde para salir... es tarde para empezar cualquier cosa.

Cualquier cosa. La vida se hace insignificante por momentos. Todo le roza y nada le toca. Y no hay sueño, ni insomnio. Hay pereza. Hay indolencia. Hay ganas de nada.

La vida... años de libros posados en la mesita de noche, años de libros leidos y devorados, años de libros... y la vida no es lo que esos libros contaban. La vida es otra cosa.

Y no hay canciones que le traigan lo que le pide a la vida. Hay posos de café, hay sorbos de licor en los que en contadas ocasiones se mece. Pero no es lo que leía en los libros.

Hay noches en las que se asoma al balcón, en las que se estremece con el aire frio de las madrugadas que no terminan y le ve abrazarla y cantarle canciones al oido. Y se siente presa de la realidad que necesita... pero esas madrugadas que no terminan acaban terminando. Y el color de la noche desaparece, también la música ... sólo permanecen algunos libros que hablan de vidas sobre la mesita de noche.

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