lunes, febrero 14, 2005

Gades

Durante un instante apagué mi mente.

Dejé los pensamientos aparcados en las piedras que separan la ciudad de la playa.

Sin moverme senti mis pies descalzos recorrer la arena, acercarme a la espuma que las primeras olas arrojaban.

Volé con mis ojos abiertos por las ondas que el mar dibujaba. Besé el océano y guardé en mis labios el sabor salado.

Sonreí tanto y tan intensamente que aun ahora me cuesta sacar la arena de los resquicios de mis sueños.

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