domingo, abril 24, 2011

Lluvia

Llueve... la ventana se empaña y no deja de llover. Los pies se arrastran descalzos por la madera. Las sienes golpeadas por este zumbido amargo de la soledad.
Llueve. Y la mirada buscando la cal y la arena que los minutos me dan. Los ojos marchitos, buscando, burlando las palabras cálidas como mis labios rotos.
Y la tibieza abúlica en la que se mojan mis manos, la añoranza absurda de las risas a destiempo, la alegría sonámbula sin cárceles ni ataduras.
Y hoy no me arrojo al mar de la soledad. Ni me araño la vida por dentro...
Llueve y me da igual.

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