domingo, agosto 22, 2004

El Grito

Me enamoré de él con 17 años. Le vi con su mirada perdida y sentí como mi vida cambiaba en ese mismo instante. Me acerqué a él, de la manera que podía, a veces sólo mirando su fotografía conseguía comprenderme y entender la pasión que me desbordaba al contemplarle.

Soñé con él. Aún a veces sigo haciéndolo.

No me importaba que la gente no entendiera que lo amaba... es más tampoco ahora me importa, que dirijan su mirada a mi rostro y me pregunten que veo en él. Qué más da? Sólo importa que me estremece... que me anuda el estomago con sólo mirarlo un segundo, y perderme en las cicatrices de su angustia.

Esta noche he descubierto su vacío en la pared del Museo Munch de Oslo, y por un instante se apoderó de mí la sensación de perder algo más que uno de mis cuadros favoritos.

Su hueco en la pared y los trozos de los marcos destrozados en la calle, significan que probablemente nunca pueda mirar a los ojos a aquel ser desorientado, angustiado, sepultado por el dolor y las dudas que una vez me empujó a estudiar Arte.

Hoy antes de dormir guardaré un minuto de silencio por la ausencia de El Grito y La Madonna de Edvard Munch.


Enlace a la noticia del robo de cuadros de Munch


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