Y en esos momentos alguien aparece, te ayuda a fabricar tus propias alas de cera, con las que salir de ese infierno que tú, y sólo tú fabricaste. Y te cuelgas esas alas, cogiéndole la mano a la persona que te regaló un puñado de esperanza para creer en ti.
Dejas de perderte por un segundo, por un minuto... y sólo sabes que por fín saliste de tu encierro; abres los ojos, y te encuentras otra vez en tu laberinto, ahora más estrecho, más oscuro... dándote cuenta que estas sola, sin esperanza y sin mano a la que aferrarte. Y lloras, blasfemas e insultas a aquella persona que debió estar ahí y no está... golpeas la pared con tus puños cerrados dejando tu sangre pintando tu vida, hasta que en uno de esos golpes consigues derribar el muro viendo por fin la luz. Tu luz, tu vida, tu esperanza, tus sueños...
martes, julio 13, 2004
Dificil salida
Hay días en los que por mucho que busques la puerta no la encuentras, y te encierras en tu estrecho mundo para ser así un poco más feliz. Y no encuentras el hilo dorado que Dédalo te prestó, ni encuentras las migas de pan que señalaban tu camino; sólo ves las nubes cada vez más oscuras que cierran la única salida visible de tu vida.
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