Decepción

Hoy me pasó algo curioso, tal vez en el momento en el que menos lo esperaba.

El curso pasado, fue un mal año. Tal vez por esa razón ahora tengo 24 años, y me demoré un curso en acabar la carrera. Podría decir que me tocó vivir dos cambios de planes de estudios, y no mentiría, pero no es esa la razón por la que aun estoy haciendo exámenes. Me equivoqué. Me equivoqué organizándome los cursos, un año pocas asignaturas y el siguiente demasiadas. Fue un error. Parece una tonteria, y probablemente lo sea, pero yo nunca había fallado en los estudios. Y me sentí muy pequeña, como si el mundo me comiera, cuando me di cuenta que tardaría un año más en acabar la carrera. Y el peor momento fue cuando vi que mi padre me miraba decepcionado.

Yo me dedicaba a justificarme ante él, y ante mi madre. Diciéndoles cosas que son verdad, y sonaban a excusas; pero cuando me quedaba sola me asaltaba otra vez esa sensación de decepción que mi padre desprendía. Esa manera de mirarme, como diciéndome no pasa nada, sólo que esperaba más de ti. Y yo no sabía donde esconderme, porque sabía que era cierto, que él esperaba más de mi. Y escuchaba a mis hermanos diciéndome que lo había hecho genial, que siempre había logrado lo que me proponía y que esto sólo era un pequeño margen de error. Y los oía, y me daba cuenta que en el fondo también los había decepcionado.

Y así me dormía por las noches. En silencio, tragándome la sensación de no estar a la altura de mi propia imagen. Es amargo, saber que decepcionas, y es mucho más cruel decepcionarte a ti.

Hoy era un buen día, hice un buen examen, y me quité dos asignaturas de encima. Pero hay cosas que no se borran... ni siquiera con un notable. Mi padre hoy me volvió a mirar como lo hacía antes de que lo decepcionara, y eso me dio más fuerza que cualquier aprobado o apto en una asignatura. Pero... esta tarde me volvió ese fantasma de la decepción que creí dormido, o asesinado no sé.

Creo que no mataré esa decepción hasta que yo misma me perdone.