Tengo que hacerlo.
Golpeo con mis manos la puerta, la empujo, busco un picaporte inexistente. Grito, aullo, gimo...
No consigo nada más que amoratar mis puños, muerdo mis labios presa de toda la rabia que me recorre el cuerpo.
Siento el sabor de mi propia sangre enroscada en mi lengua. Cierro los ojos y me concentro en abrir la maldita puerta.
Araño la madera, siento como la piel de mis manos se desprende de mi cuerpo, como mis uñas destrozadas se incrustan en esa madera.
Y no consigo nada...
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