La Pasión de Cristo

Ayer vi La Pasión de Cristo.

Podría decir que parte de una concepción acertada, novedosa, y cinematográficamente correcta... pero despues de dos horas de crueldad, lo que menos recuerdo es la caracterización de los personajes, la fotografía y el ambiente que el arameo y el latín crean en el espectador.

Demasiada sangre.

Personalmente, me parece que abusa de la crueldad. Se recrea en el sufrimiento, y en el dolor. Podría decirse que es una película morbosa. Pero yo fui a verla, precisamente por el hecho de ser morbosa. Creo que el 85% de los espectadores, se acercan para ver si es mas fuerte la forma que el contenido, tanto como para que una mujer muera en un cine de EEUU de un infarto.

Estuve a punto de salirme del cine tres veces. Pero me quedé, y no sé si es por el morbo de ver hasta que punto de crueldad escénica estaba dispuesto a llegar Mel Gibson, o simplemente porque la entrada del cine en España no es precisamente barata.

Luego sale el "máximo representante de Dios en la tierra", diciendo que así fueron los hechos, y que no es cruel sino realista. Estas cosas me dejan asombrada. No se puede esperar menos de una Iglesia que se tapa los ojos y los oidos ante los genocidios de Jerusalen, o los crímenes contra los derechos humanos que ciertos países cometen a diario. Una Iglesia barroca, anclada en el dramatismo por bandera, antigua, obsoleta, oxidada. Una Iglesia que no ha sabido estar a la altura del progreso, porque este significa libertad, y la libertad no les reporta dinero.

Una Iglesia que sigue macerando oro en sus arcas, a costa del ayuno de gente que aun no se ha dado cuenta, que sus ministros son banqueros, y su templo una vitrina de riquezas con las que si quisieran abastecerían de pan al mundo.

De la pelicula de ayer, me quedo con lo cnematográfico, la apología del sufrimiento... se la cedo a esa Iglesia.

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06 de marzo de 2010

Hace mucho tiempo que escribí este post. Ha llovido tanto que casi no me acordaría, pero me acuerdo... y por que? Porque de vez en cuando recibo una notificación en mi correo electrónico indicándome que alguien ha dejado un comentario en esta entrada.

Al principio me asombré, luego me lo tomé con humor y a día de hoy... algunas cosas me empiezan incluso a cansar. Por el cambio de sistema de comentarios, muchos ni siquiera están visibles, pero otros aun quedan para el recuerdo.

Solo pido una cosa... a aquellos que se creen con el poder de decidir quien es justo, quien es sabio, quien merece vuestro cielo y quien vuestro infierno. No volvais a ampararos en mi ignorancia acerca de la historia, de la humanidad, de las religiones o de la cristiandad. Buscaros un argumento menos demagógico o menos trillado.

Soy historiadora. Apagad vuestros focos de fanatismo y dejad que cada uno opine lo que le de la gana. Y en todo caso dejadme a mi, que bajo vuestra opinión, voy caminando hacia el infierno.

Dejadme seguir siendo sincera, feliz, tolerante y propia, mientras vosotros aun señalais con vuestros dedos el interior oscuro de vuestra conciencia.

Sed felices. Y si no lo sois al menos no mireis hacia mi para justificarlo.