¿Y si me niego a soñar?
Si cada noche abro los ojos de mi alma para que ni tan solo una de las aves habitantes de mis sueños perdidos, se arriesgue a caer fulminada ante el rencor de mi mirada.
¿Y si me niego a soñar?
Si destrozo con mis dientes la escasa fuerza que le queda a mi almohada, cansada, anestesiada, dolorida... por el filo cortante y envenenado de mis lágrimas.
¿Y si me niego a soñar?
Si obligo a mis manos a cerrarse en torno a los oxidados barrotes, con los que aprisioné las sombras que anhelaban rozar tan solo uno de mis cabellos.
¿Y si me niego a soñar?
Si ato mi cuerpo desnudo con cadenas afiladas, incrustándose en mi piel dejando marcas y sangre que borren los recuerdos o simplemente me destrocen.
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