Ahora sí.
Hoy no me encuentro por dentro. He pasado horas arañándome la piel para encontrar la paz y no me queda nada. Tal vez un tarrito de lágrimas que voy derramando en el oxidado camino de la autocompasión.
Se fue. Y se llevó consigo la mirada luminosa, la sonrisa eterna, las risas en la cama. Y le echo de menos como nunca pensé que se pudiera añorar a alguien. Y le amo tanto que mi piel se ha ido con él para no quedarse conmigo.
Y son días... y luego volverá a rodearme con sus brazos poderosos. Y son meses... y volveremos a tirarnos al suelo entre risas y caricias. Pero hoy mis pasos no pueden con el lastre de sonreir sin ganas.
Le echo de menos.
Y sigo contando los días para volver a tocar con mis dedos la piel de su espalda.
1 comentario:
¡¡ Qué suerte tiene algunos !!
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