No sabes de lo que hablas.
Te dedicas a escupirme palabras que ni tú llegas a entender.
Y luego qué? Me juzgas... tú a mi?
No sabes tampoco quién soy, ni lo que quiero, ni lo que quise, ni lo que querré.
Tú sólo te conoces a ti, y ya no tengo tiempo ni ganas de explicarte la razón por la que no soy lo que tú esperabas que fuera.
Hablas y hablas. Vendes humo... sólo humo y hoy no te lo compro.
Empiezo a cansarme de creer en la gente. Y tú tienes demasiada culpa de eso...
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