Pies descalzos sobre un suelo que tiembla. Humo en los pulmones, sangre en los labios... miedo.
La voz que se quiebra, el pecho que estalla entre cristales de ausencia, la piel que te extraña, la mente que vuela y las manos atadas, inertes, muertas.
Pedacitos sueltos de mi alma... palabras sin más
Pies descalzos sobre un suelo que tiembla. Humo en los pulmones, sangre en los labios... miedo.
La voz que se quiebra, el pecho que estalla entre cristales de ausencia, la piel que te extraña, la mente que vuela y las manos atadas, inertes, muertas.
El aliento cansado y lento. La piel grisácea, por la ausencia de luz. Las manos vencidas, aquellas que en otro momento deshicieron los nudos de mi cabello, después de enredarlos en la almohada. La batalla, rendida. La lucha en calma. Los besos tristes. La tristeza armada.
Tan tibio, tan perdido, tan ausente...
Adoro sus ojos almendrados cargados de vida, de risas, de felicidad. Y los suyos, océanos en calma a juego con su sonrisa eterna.
Miradas, a juego con el amor que provocan, con las montañas de sal y el alma caliente de mi tierra, con el paisaje salvajemente bello de la suya.
Esas en las que sabes que todo acabará mal. Llorando, tal vez furiosa, exhausta de fingir indiferencia.
Esas, en las que las palabras se encadenan a los brazos hasta impedir el vuelo, y atenazada te encoges esperando que escampe para salir al mundo.
Esas, que se vuelven tibias antes de tiempo, o esas en las que el dolor lo funde todo en negro y la música ensordece de golpe.
Esas noches que nunca fueron eternas pero siempre estarán ahí.
Antes de que amanezca, deja las llaves en la mesa del recibidor. Golpea con tus pasos cansados y tristes la chirriante madera. Aléjate de la piel de esta casa que empieza a perder brillo, besa la ausencia de mi imagen en el espejo del baño. Añórame. Persigue mi recuerdo, la ropa que no está, el perfume que olvidé en aquel estante...
Antes de que amanezca, busca mis labios en tu almohada. Sueña conmigo, con mi forma de hablar, de sonreir, de besar.
Cuando subas la persiana mañana... tal vez esté junto a ti.
Ventana entreabierta, labios mojados de ti.
Ojos que se escurren por la piel que en la alfombra se desmadeja, sal y vino golpeando los dedos que empiezan a besar mi sombra.
Tus huellas en mi cuerpo, tu cuerpo en las aristas de mi alma.
Tiemblo.