sábado, julio 17, 2010

Duda

Alguna vez sonreí mirándome hacia dentro, caminando sobre las comisuras de mis labios. Entrando y saliendo de este bucle absurdo en el que nos enreda la vida, los dias, las mañanas oscuras y la lluvia intermitente que mece mis entrañas.
Alguna vez la impaciencia, que siempre se entretuvo en enredarme las manos con el cabello, hizo mella en mis palabras, y tartamudeé al encontrarme. Y la sonrisa caliente, mezquina, tal vez caprichosa me acabó tirando al suelo, donde supe reirme a carcajadas.
Alguna vez supe que la vida no era eso que terminaba cada noche y comenzaba cada día. Descubrí imágenes que llevarme a la boca cada atardecer, sonidos con los que anudar los recuerdos a mis dedos, a mis pestañas, y en los que acentuar las pocas pausas con las que supe vivirme.
Y hoy a punto de volcar la copa, de esparcir el vino, de dejarlo caer por mis muñecas hasta calar mi pecho, me siento tan deshabitada que no sé si necesito escribir o coserme los labios para siempre.