Hoy he vuelto a llorar.
Y no entiendo por qué hay días en los que me cuesta tanto respirar y las lágrimas me invaden, y otros en los que respirar es menos complicado.
Echo de menos mi gente, la casa en la que he crecido, las manos de mi madre, el olor de mi padre y el aire frío y seco de mi ciudad. Necesito que me abracen mucho rato y que me dejen llorar para poder rearmarme.
Necesito la paz cálida de mi familia, su acento, su voz, su cariño. Las risas de Eli y Maruxa, las cadencia de sus pasos por el pasillo.
¿Quién me dijo que todo era cuestión de tiempo? A mi el tiempo me crea nudos en el alma...